El español Rubén Fernández está en los Juegos cumpliendo una labor especial: la atención espiritual de aquellos atletas que requieran de su asesoramiento. Fernández es uno de los capellanes evangélicos presentes en Londres, el único español, que está en esta competición internacional por sexta vez.
Fernández “debutó” en Seúl 88 y desde entonces sólo se ha perdido los Juegos de Pekín. “No pude ir porque acababa de nacer mi segundo hijo”, confiesa. Este ex entrenador de baloncesto y ‘couch’ profesional forma parte de la organización Atletas en Acción y participa en eventos deportivos desde 1987.
“Está comprobado que los deportistas rinden mejor cuanto más sólidos sean sus valores” asegura en una entrevista del diario deportivo «Marca», aunque reconoce que la relación que mantienen los dioses del deporte con Dios no es fácil. “Los atletas viven en el olimpo y a veces es complicado que tengan percepción de algo que vaya más allá de ellos, pero hay ejemplos de atletas altamente competitivos cuya relación con Dios está por encima de todo”, recuerda Fernández.
ATENDER UNA NECESIDAD
Ni el español ni el resto de sus compañeros pueden hacer lo que llaman «proselitismo». Su labor consiste en estar a disposición de los deportistas por si ellos les requieren. “Atendemos una necesidad de las personas, igual que los médicos o los masajistas”, apunta.
Hasta el momento no han tenido que atender ningún caso grave, pero en pasadas ediciones sí han desempeñado labores pastorales complejas . En Atenas, la triple saltadora camerunesa Francoise Mbango Etone sufrió un episodio de ansiedad y decidió abandonar la competición. Nadie logró convencerla hasta que habló con un capellán de su país. Días después se colgó la medalla de oro. Al capellán, un ex jugador de voleibol, quisieron convertirlo en una suerte de amuleto sagrado.
“ La superstición es uno de los principales riesgos de la relación entre los deportistas y la religión ”, explica Fernández, que confesó que lo que más le está llamando la atención hasta el momento es la disciplina con la que algunos de los más de 2.000 musulmanes de la Villa están cumpliendo el Ramadán. “Es asombroso que puedan competir en esas condiciones”, asegura.
LOS ESPAÑOLES, POCO RELIGIOSOS
La Villa Olímpica posee una sala multiconfesional y varias dedicadas a las diferentes religiones , en las que se pueden hacer oraciones y se leen las diferentes escrituras sagradas. Hay una misa católica dos veces al día y los domingos se celebra el llamado Athletes Service, una ceremonia que preparan los propios atletas y en la que los deportistas coreanos y los sudamericanos son los más habituales. Los españoles se dejan ver poco. “No están entre los más religiosos, ésa es la verdad”, reconoce el capellán español.
Pese a la presencia de este ‘equipo’ de religiosos de la propia organización de los Juegos Olímpicos, algunos países otorgan tanto valor a la preparación espiritual que incluyen a religiosos en su expedición . Por ejemplo Mario Luzek, sacerdote italiano, que fue uno de los pioneros. Austria, Polonia, Finlandia, Inglaterra o Estados Unidos también se han traído a sus propios preparadores espirituales
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